Cuando las personas con cáncer terminan su tratamiento oncológico, empiezan para ellas un nuevo capítulo en sus vidas lleno de esperanza y motivación. Sin embargo, en muchas ocasiones los pacientes que han sido sometidos a fuertes procedimientos presentan efectos adversos que intervienen en su bienestar y calidad de vida, en donde para disminuir estas secuelas, necesitan de terapias y métodos poco invasivos como los que brinda la fisioterapia en oncología.
La fisioterapia en pacientes que padecen o han padecido de cáncer, se introduce como parte de un tratamiento integral, debido a que genera niveles de recuperación más rápidos y eficaces, mejorando las condiciones de vida y el estado físico de aquellos pacientes que se encuentran en fases terminales de su enfermedad. Por otro lado, esta especialidad médica logra contrarrestar los efectos secundarios que dejan los tratamientos oncológicos, tales como la anemia, pérdida de apetito, fatiga, las infecciones secundarias, neuropatías periféricas, el dolor, el insomnio, entre otras.
Junto a lo anterior, es importante resaltar que una de las tantas ventajas de la fisioterapia en oncología es que esta puede aplicarse antes, durante y/o después de una cirugía, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia, terapia hormonal, trasplantes medulares, terapia genética o cualquier otro método para combatir el cáncer.
Hasta este punto comprendemos un poco más acerca de la fisioterapia en oncología, pero, para entender a ciencia cierta sus funciones y aplicaciones en el paciente, es fundamental conocer de qué se trata en realidad esta área de la salud.
La fisioterapia en oncología es un campo de acción de la Fisioterapia que tiene como objetivo preservar, mantener, desarrollar y restaurar el sistema cinético funcional como también prevenir, mejorar y tratar las secuelas que se producen a causa de cualquier tratamiento oncológico. Los profesionales en esta área hacen parte de un equipo multi e interdisciplinario de atención al paciente de cáncer, dicho equipo llega a estar conformado por médicos oncológicos, cirujanos, radio oncólogos, enfermeras, técnicos nutricionistas, entre otros.
La idea de la fisioterapia en oncología es, por medio de tratamientos individuales o colectivos con fisioterapeutas expertos en el tema, impartir tratamientos que implican el autocuidado, prescripción del ejercicio, disminución del dolor, así como actividades de Educación y Promoción para la Salud. De esta forma, todos aquellos pacientes que desarrollan síntomas relacionados con los efectos secundarios a causa de un tratamiento oncológico pueden acudir a la fisioterapia en oncología sin importar si son niños, adultos o personas de la tercera edad.
Estos tratamientos son diseñados de acuerdo a las necesidades específicas de la persona, sin embargo; los problemas que llega a abarcar esta rama de la fisioterapia son:
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Como lo mencionamos, los efectos más habituales tras un tratamiento oncológico pueden afectar directamente al bienestar y calidad de vida del paciente, por ende, la fisioterapia en oncología se encarga de desarrollar programas con la finalidad de tratar las secuelas más comunes de esta enfermedad tales como:
Es importante mencionar que estas secuelas no son iguales en todos las personas y, aunque es erróneo generalizar, estos son los síntomas más frecuentes que un paciente puede presentar luego de una cirugía o quimioterapia.
Ahora bien, para tratar estos efectos secundarios, los especialistas suelen implementar distintos ejercicios terapéuticos, técnicas de fisioterapia respiratoria, drenaje linfático manual, técnicas de fisioterapia neurológica, masoterapia específica para enfermos oncológicos, digitopresión, neurodinámica y técnicas miofasciales. Teniendo esto presente, a continuación describiremos un poco más acerca de estos tratamientos.
Este programa se caracteriza porque se adecua a las condiciones del paciente. A lo largo del tratamiento, la persona debe realizar ejercicios terapéuticos, para luego pasar a aeróbicos durante unos 60 minutos. La recomendación es que se hagan entre tres y cuatro sesiones semanales, sin embargo, este tiempo puede variar según el paciente y el tipo de cáncer que presente o haya presentado.
En estos procedimientos, los fisioterapeutas oncológicos ayudan a mejorar las capacidades de movimiento, la fuerza y el equilibrio que han perdido las personas. Asimismo, gracias al abordaje multidisciplinar que se lleva a cabo con el paciente, se optimiza el estado de su sistema cardiovascular y pulmonar.
La pérdida del equilibrio y el déficit motor pueden ser provocados por la debilidad del sistema músculo-esquelético luego de que una persona haya atravesado un proceso oncológico, una intervención quirúrgica o presente una fatiga crónica y generalizada. Por tal motivo, el objetivo de este programa es que los ejercicios terapéuticos estén enfocados en la mejora de la movilidad, por lo que se realizan movimientos no resistidos que se reforzarán posteriormente con ejercicios de fuerza.
El dolor que llegan a presentar los pacientes oncológicos se debe, en muchas ocasiones, a la fibrosis generada por la radiación. Estos síntomas pueden llegar a aparecer meses o años después de la terapia. Por tal motivo, al inicio del tratamiento se realizan sesiones fisioterapéuticas de manera individual, pero a medida que se avanza se recomiendan clases grupales en las que se trabajen:
Para las disfunciones vésico-esfinteras se hace uso de técnicas fisioterapéuticas enfocadas en el suelo pélvico. Este tratamiento tiene como finalidad restablecer el estado óptimo de la musculatura de esta zona del cuerpo.
Un linfedema es la acumulación de líquidos coagulables en los tejidos, este causa un aumento de volumen generalmente en las extremidades. Para el tratamiento oncológico, se emplean las técnicas propias de la fisioterapia (como la terapia descongestiva compleja), además, se lleva a cabo un drenaje linfático manual junto con unas medidas de compresión. De igual forma, se realizan sesiones aeróbicas en donde se incluyen ejercicios de resistencia y tonificación con peso progresivo.
Como toda fisioterapia, la oncológica debe mantenerse para lograr una recuperación óptima y para ello, se debe ejecutar un programa de mantenimiento varias veces por semana, en la que se hagan ejercicios aeróbicos y ejercicios asistidos. Lo que más se aconseja es que los ejercicios aeróbicos se ejecuten al 50% de la frecuencia cardíaca.
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Como hemos recalcado, la fisioterapia en oncología ayuda a mejorar varios aspectos físicos de los pacientes que han pasado por un tratamiento oncológico y si bien los tratamientos pueden usarse en cualquier tipo de cáncer, existen unos ejemplos en donde los beneficios son bastante efectivos y notorios. Seguidamente te los compartimos.
En este tipo de cáncer es en el que más interviene la fisioterapia oncológica, pues varios estudios aseguran que los tratamientos son muy efectivos para prevenir posibles complicaciones. De igual manera, con las terapias se logran disminuir condiciones como: cicatrices, fibrosis, linfedemas de extremidad superior, dolor, entre otras.
La técnica más utilizada en este caso es el drenaje linfático manual, el cual estimula la evacuación de líquidos del sistema linfático, disminuyendo la inflamación y mejorando el estado de los tejidos.
Para el cáncer pulmonar, el tratamiento que normalmente se implementa es la fisioterapia cardiorespiratoria. El objetivo de las terapias es disminuir la disnea, el dolor, mejorar la calidad de vida del paciente y aumentar progresivamente su tolerancia al ejercicio.
Una fisioterapia de esta clase, bien estructurada y organizada, puede desarrollar y aumentar la capacidad pulmonar del paciente, disminuyendo los efectos secundarios de la intervención junto con la morbilidad y la mortalidad.
Es común que tras un tratamiento oncológico el sistema nervioso sufra algunos efectos relacionados con la pérdida de la movilidad o la parálisis de distintos nervios. En estas situaciones, la fisioterapia antes, durante y después del tratamiento oncológico puede ayudar a recuperar la movilidad y funcionalidad de las articulaciones, mejorando las condiciones físicas y el bienestar del paciente.
Si bien la fisioterapia en oncología no se usa para tratar el cáncer en sí, esta puede ser una forma extremadamente efectiva para ayudar a los pacientes a mantener su calidad de vida. Esto no solo es esencial para su salud mental, sino que los empodera al darles la energía y la independencia para llevar a cabo otros métodos para tratar el cáncer. Además, esta logra brindar beneficios centrados en:
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