Por: Marcela González Devia, Carolina Benjumea, Oscar Narvaez, Jenniffer Alfonso
En el contexto de la COVID-19, el cierre físico y su funcionamiento normal de colegios y universidades, así como otros espacios de recreación y diversión, han llevado a nuestros jóvenes a cambiar sus rutinas y su participación social en los contextos educativos y de manera abrupta. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), 107 países han implementado cierres de escuelas a nivel nacional, una situación que ha afectado a más de 861.7 millones de niños y jóvenes.
Para todo el mundo, sobre todo para comunidades científicas el descubrir el comportamiento de la enfermedad, su contagio y las poblaciones en riesgo ha sido un desafío que ha venido evolucionando en la misma proporción que la información epidemiológica. Tanto así, que inicialmente se creía que era una enfermedad que solo afectaba a adultos mayores y algunas personas inmunodeprimidas (deficiencias en su sistema inmune) pero las personas jóvenes expuestas a la COVID-19 tienen tantas probabilidades de infectarse y contagiar a otras personas como las personas mayores.
Al 6 de abril de 2020, el 48% de los casos contagiados en Colombia son de personas jóvenes menores a 40 años donde el rango más representativo está entre las personas de 20-40 años con un 42% del total. Es por eso que los adolescentes y jóvenes deben seguir las indicaciones oficiales y normativas de prevención del COVID-19, ya que en ellos se puede manifestar como un resfrío leve o agudo o incluso son casos asintomáticos que aún más ponen en riego la población adulta cercanas a su entorno.
Está claro que limitar el contacto social es una de las maneras más efectivas de reducir la propagación del virus, sin embargo, hacerlo no significa aislarse. “Una cosa es el distanciamiento físico y otra el aislamiento social”, asegura Páramo (2020). “El primero es una medida de control epidemiológico, es evitar el contacto físico, distanciarlo en términos de protección de la infección, el aislamiento social sería un exceso del distanciamiento que genera un impacto en la percepción de soledad de las personas y que se asocia con diferentes manifestaciones de sufrimiento psíquico. En casos como este, aunque haya distanciamiento físico, se debe el fortalecimiento de todos los lazos sociales, ya sea por la tecnología o a través de otros mecanismos.
Hablar de aislamiento en Colombia tiene unas características diferentes a otros países del mundo. En Colombia viven generalmente varias generaciones de una misma familia, por lo que en principio, se debe generar un espacio sano de convivencia, evitar sumar situaciones que generen aún más estrés y entender que la angustia que todos sienten es natural. “El acompañamiento y apoyo entre todos los miembros va a brindar mayor tranquilidad”
Según Ana Milena Franco, Psicóloga clínica de la Universidad Nacional, el compartir en familia y en casa por un tiempo prolongado puede ser una oportunidad maravillosa de fortalecer vínculos y a su vez una situación que permita exacerbar los conflictos y las discusiones familiares al estar las 24 horas en el mismo contexto.
Es claro que emocionalmente nadie se encontraba preparado para asumir esta contingencia que implica un confinamiento prolongado en casa, lo que puede generar que este tipo de situaciones disparen las condiciones maltrato infantil y violencia contra la mujer, para el manejo y prevención de esta situación la psicóloga propone las siguientes pautas:
La naturaleza de los empleos formales e informales de muchos colombianos no permite que puedan trabajar a distancia, lo que aumenta su exposición al nuevo virus en comparación con otros empleos mejor remunerados que pueden adaptarse más fácilmente el trabajo remoto.
Debido a la contingencia actual del país y las nuevas condiciones laborales que promueven el trabajo remoto es importante que usted siga las siguientes recomendaciones:
La rigidez de este tipo de medidas tiene un enorme riesgo para los adultos, los niños y los ancianos, y dependiendo de cada grupo etario esto tiene una incidencia diversa. Los adultos tienen que ocuparse de mantener un nivel de actividad que les permita sostener una rutina.
Se sabe, que la mejor forma de prevenir el contagio es el confinamiento en casa, por esto a continuación encontrará algunas actividades que ayudarán a mantener un estado de salud óptimo, entendiéndolo como perfecto bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad. (OMS, 2020).
Manténgase informado consultando fuentes fiables, visite páginas oficiales como Organización Mundial de la salud, Ministerios de la protección social, Presidencia de la República, Alcaldías Locales.
Es necesario mantener unos horarios regulares que garanticen, en lo posible, unos hábitos de vida saludable en relación con las horas de sueño, la alimentación y la actividad física. Si además está teletrabajando, deberá compatibilizar las tareas diarias con las laborales.
Aproveche la “oportunidad” para llevar a cabo aquellos proyectos, acciones y asuntos para los que nunca encontró un momento. Procure que sean actividades constructivas que le mantengan mentalmente activo, como leer, aprender a tocar un instrumento. Incluya actividades de ocio y recreación como por ejemplo, leer un libro, ver una película de su interés, cocinar, pintar.
4. SIGA UNA RUTINA DIARIA DE EJERCICIO FÍSICO Y RELAJACIÓN.
Asesórese de expertos que le brinden recomendaciones sobre ejercicio físico y relajación para ayudarle a sobrellevar el sedentarismo. Además, se recomienda realizar sesiones de tonificación y cardio, pilates, yoga o meditación. Elija las que más le interesen y combínelas.
Puede incluir actividades individuales en su entorno cercano y manteniendo el código de distanciamiento social como caminar, subir y bajar escaleras, realizar trote suave, realizar rutinas de movilidad articular, estiramientos musculares, fortalecimiento muscular y / o hacer uso de elementos personales como balones terapéuticos bandas elásticas, mancuernas que faciliten la realización de estas actividades.
Como técnicas de relajación se sugiere escuchar música instrumental, con instrumentos básicos individuales como piano, saxofón, guitarra, acompañados de un fondo de sonidos naturales como el agua de una cascada, puede acompañar la sesión con ejercicios de respiración profunda.
Se sugiere incluir actividades familiares como juegos y actividades lúdicas que involucre todos los miembros de la familia y que impliquen movimiento y el desarrollo de destrezas psicomotoras, es importante complementar estas actividades con una alimentación balanceada, saludable y regular, recuerde que existen 5 momento durante el día en los que se debe hacer una pausa para la ingesta de alimentos.
La entrada Cómo proteger la salud mental de los jóvenes durante el confinamiento se publicó primero en ECR | Escuela Colombiana de Rehabilitación.
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